La paternidad trae mucha alegría, pero especialmente en los primeros meses también muchas noches sin dormir. Un recién nacido duerme en promedio hasta 20 horas al día, a menudo en períodos cortos de 2 a 4 horas. Sin embargo, esto puede variar mucho de un bebé a otro: algunos duermen varias horas seguidas durante el día, mientras que otros solo hacen pequeñas siestas. Dormir lo suficiente es esencial para el desarrollo del cerebro y del cuerpo. Como el estómago del bebé es pequeño, necesita alimentarse regularmente, incluso por la noche. A medida que el bebé crece, las noches se alargan y comienza a reconocer la diferencia entre el día y la noche.
El ritmo de sueño de tu bebé
Cada bebé tiene un ritmo de sueño único, diferente al de los adultos o los niños mayores. A diferencia de los adultos, que tienen cuatro fases de sueño, un bebé solo tiene dos. Por eso tu bebé puede moverse mucho mientras duerme, hacer ruidos o llorar brevemente sin despertarse realmente; esto es completamente normal.
Después de unos dos meses, tu hijo comienza lentamente a distinguir entre el día y la noche. Durante el día, puede dormir en el salón o en su cuna con luz y ruido presentes, mientras que las noches deben ser tranquilas y oscuras. Así aprende a diferenciar el día de la noche.
La importancia de los rituales y el contacto
Un recién nacido necesita mucho contacto físico, ya que está acostumbrado a la cercanía constante y la regulación dentro del útero. Dormir solo requiere mucha energía, que el bebé podría usar mejor para crecer y desarrollarse. El contacto físico ayuda al bebé a sentirse seguro, dormir mejor y regular su cuerpo. Por eso es completamente normal que le cueste dormir sin ti cerca.
Dormir juntos o descansar cerca no solo beneficia el bienestar de tu bebé, sino también el tuyo. Aprender a dormir solo llegará de forma natural, al ritmo de tu bebé.
Un ritual de sueño constante puede ayudar a tu pequeño a dormir mejor y darte a ti la oportunidad de descansar. Puede incluir una última toma, un baño tibio, abrazos, ponerle el pijama o una música suave. Durante el día, el ritual puede ser diferente, por ejemplo, una siesta después de la comida con algo de luz en la habitación. Con rituales consistentes, tu bebé aprende a relajarse y conciliar el sueño más fácilmente.
Sueño y alimentación: consejos prácticos para los primeros meses
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Reconoce las señales de hambre: movimientos de búsqueda, chuparse las manos o inquietud indican que tu bebé quiere comer.
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Ritmo según el bebé: establecer horarios fijos puede ayudar a crear rutina y previsibilidad con el tiempo.
Sin embargo, para los recién nacidos, es mejor no seguir un horario estricto de alimentación o sueño.
Cada bebé es diferente y tiene su propio ritmo y necesidades.
Los horarios demasiado rígidos pueden causar inquietud y afectar el desarrollo o la producción de leche. -
Dormir más tiempo gradualmente: a partir de los dos meses, muchos bebés pueden dormir períodos más largos si crecen bien y ganan peso.
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Cuida de ti también: planea una última toma antes de acostarte para que ambos podáis dormir más tiempo.
Consejos para un sueño tranquilo
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Descansa junto a tu bebé: duerme cuando él duerma, tu cuerpo también necesita recuperación.
Las siestas con contacto, por ejemplo usando un portabebés, pueden ayudarle a relajarse.
Pero evita quedarte dormida con él en el sofá o en una silla, ya que no es seguro. -
Reconoce los signos de sueño: bostezar, estirarse o frotarse los ojos significa que es hora de dormir.
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Oscurece la habitación: las cortinas y un entorno tranquilo ayudan a marcar la diferencia entre el día y la noche.
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Luz diurna: asegúrate de que tu bebé reciba suficiente luz natural durante el día; esto ayuda a regular su ritmo.
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Evita la sobreestimulación: procura que las actividades antes de dormir sean calmadas.
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Olor familiar: coloca una prenda tuya cerca del bebé, tu olor puede calmarlo.
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Siestas flexibles: los bebés necesitan siestas durante varios años; acostúmbralo a diferentes lugares para dormir.
Sobrevivir como padre o madre
Las noches sin dormir son duras. Intenta descansar durante el día, pide ayuda a familiares o amigos y comparte las tomas nocturnas con tu pareja. Acuéstate temprano y mantén horarios regulares. Recuerda: dormir toda la noche es un proceso, y cada niño se desarrolla a su propio ritmo. Con paciencia, rutina y un poco de creatividad, llegará el momento en que tú y tu bebé disfrutaréis de un merecido descanso nocturno.